jueves, 30 de junio de 2011

¡Ascendamos al estado de hombre!

Confiáis en el orden actual de la sociedad sin pensar que ese orden está sujeto a inevitables revoluciones y que os es imposible prever o prevenir la que interesa a vuestros hijos. El grande se hace pequeño, el rico se hace pobre, el monarca se hace súbdito; ¿tan escasos son los golpes de la fortuna que podáis contar con quedar exentos de ellos? Nos acercamos a la edad de crisis y al siglo de las revoluciones. ¿Quién puede responder de lo que vais a devenir entonces? Todo lo que los hombres han hecho, los hombres pueden destruirlo; no hay más caracteres imborrables que aquellos que imprime la naturaleza, y la naturaleza no hace príncipes, ni ricos, ni grandes señores. ¿Qué hará pues, en la bajeza, esa sátrapa al que solo habréis educado para la grandeza? ¿Qué hará en la pobreza ese publicano que solo sabe vivir de oro? ¿Qué hará, desprovisto de todo, ese fastuoso imbécil que no sabe en absoluto utilizarse a sí mismo, y solo pone su ser en lo que le es ajeno? ¡AFORTUNADO QUIEN SABE ENTONCES ABANDONAR EL ESTADO QUE LE ABANDONA, Y PERMANECER HOMBRE A PESAR DE LA SUERTE! Alábese tanto como se desee a ese rey vencido que quiere enterrarse enfurecido bajo los restos de su trono; yo le desprecio; veo que solo existe por su corona y que no es nada en absoluto si no es rey; pero quien la pierde sin inmutarse está, entonces, por encima de ella. Del rango de rey que es un cobarde, un malvado, un loco puede ocupar como cualquier otro, ASCIENDE AL ESTADO DE HOMBRE, QUE TAN POCOS HOMBRES SABEN OCUPAR...


Daniel Pennac (Mal de escuela)

Gracias a Tomás por hacerme conocer este libro 
y a Jorge por ser el modelo de la fotografía.

jueves, 2 de junio de 2011

El país de las cucharas largas

"Este pequeño país consta sólo de dos habitaciones llamadas negra y blanca. Para recorrerlo, debe avanzar por el pasillo hasta que este se divide y doblar a la derecha si quiere visitar la habitación negra, o a la izquierda si lo que quiere es visitar la habitación blanca"


El hombre avanzó por el pasillo y el azar le hizo doblar primero a la derecha. Un nuevo corredor de unos cincuenta metros terminaba en una puerta enorme. Desde los primeros pasos por el pasillo, empezó a escuchar los "ayes" y quejidos que venían de la habitación negra.

Por un momento, las exclamaciones de dolor y sufrimiento lo hicieron dudar, pero siguió adelante. Llegó a la puerta, la abrió y entró.

Sentados alrededor de una mesa enorme, había cientos de personas. En el centro de la mesa estaban los manjares más exquisitos que cualquiera podría imaginar y aunque todos tenían una cuchara con la cual alcanzaban el plato central, se estaban muriendo de hambre. El motivo era que las cucharas tenían la longitud del doble de su brazo y estaban fijadas a sus manos. De ese modo todos podían servirse, pero nadie podía llevarse el alimento a la boca.

La situación era desesperante y los gritos tan desgarradores, que el hombre dio media vuelta y salió casi huyendo del salón.

Volvió al hall central y tomó el pasillo de la izquierda que iba a la habitación blanca. Un corredor igual al otro terminaba en una puerta similar. La única diferencia era que, en el camino, no había quejidos, ni lamentos. Al llegar a la puerta, el hombre giró el picaporte y entró.

Cientos de personas estaban también sentadas en una mesa igual a la de la habitación negra. También en el centro había exquisitos manjares. También cada persona tenia una larga cuchara fijada a su mano. Pero nadie se quejaba ni lamentaba. Nadie estaba muriendo de hambre... porque todos se daban de comer unos a otros.


Tenemos la comida y tenemos las cucharas, pero, como dice Jorge Bucay "no somos más estúpidos porque no tenemos más tiempo".

lunes, 28 de marzo de 2011

Todos somos africanos emigrados


¿Adán y Eva eran negros?

En África empezó el viaje humano en el mundo. Desde allí emprendieron nuestros abuelos la conquista del planeta. Los diversos caminos fundaron los diversos destinos, y el sol se ocupó del reparto de los colores.

Ahora las mujeres y los hombres, arcoiris de la tierra, tenemos más colores que el arcoiris del cielo; pero somos todos africanos emigrados. Hasta los blancos blanquísimos vienen del África.

Quizás nos negamos a recordar nuestro origen común porque el racismo produce amnesia, o porque nos resulta imposible creer que en aquellos tiempos remotos el mundo entero era nuestro reino, inmenso mapa sin fronteras, y nuestras piernas eran el único pasaporte exigido.

jueves, 17 de febrero de 2011

LA BELLEZA DE HOLANDA


Cuando estás esperando un hijo, es como planificar un maravilloso viaje de vacaciones a Italia. Te compras un montón de guías de viaje y haces planes estupendos: El Coliseo, el David de Miguel Ángel, La Capilla Sixtina... Incluso aprendes algunas frases útiles en italiano. Todo es muy emocionante.

Después de meses esperando con ilusión, llega por fin el día. Haces las maletas y sales de viaje. el auxiliar de vuelo se acerca a ti y te dice: "Bienvenido a Holanda". "¿Holanda?" dices sorprendido. "¿Qué quiere decir con Holanda?". ¡Yo he contratado mi viaje a Italia y tendría que estar allí!... "Lo lamento, ha habido un cambio en el plan de vuelo. Han aterrizado en Holanda y se tiene que quedar allí".

Como este destino no estaba previsto, tienes que salir y comprar nuevas guías de viaje y aprender un idioma completamente nuevo. Vas a conocer gente nueva, personas a las que en Italia no hubieses conocido nunca. Es un lugar diferente, en donde tú no pensabas aterrizar aún sabiendo que algunas personas aterrizan todos los días allí. Es más tranquilo que Italia, quizá menos excitante y más complejo, pero después de haber pasado cierto tiempo allí y recobrar tu aliento, miras a tu alrededor y te das cuenta que Holanda tiene molinos de viento, tiene tulipanes e incluso Rembrandts.

Al mismo tiempo, te das cuenta que, todas las personas que conoces, están muy ocupadas yendo y viniendo de Italia, todas presumen de lo bien que se lo están pasando allí. Y durante el resto de tu vida te dirás a ti mismo: "Sí, allí es donde yo debería haber ido, eso es lo que había planeado". Y el dolor nunca, nunca desaparecerá del todo, porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy significativa.

Pero si te pasas la vida lamentándote por el hecho de no haber podido visitar Italia, es posible que nunca te sientas lo suficientemente libre como para disfrutar de las cosas tan especiales y encantadoras que tiene Holanda.

Mirando atrás, reflexiono sobre el momento en que llegué a Holanda. En ese momento, yo no estaba preparado para el cambio de vuelo. Recuerdo con claridad el golpe emocional, mi temor, mi ira, mi dolor y mi incertidumbre. Cuando bajé del avión, fue sin duda, el día más feliz de mi vida y el más amargo a la vez. Durante algún tiempo traté de volver a Italia, tal y como lo había planeado, pero me he dado cuenta que mi sitio está aquí. Después de todo, creo que llegar a Holanda me permite ver las cosas de una forma especial.

Sigo preguntándome de vez en cuando cómo hubiese sido mi vida en Italia. ¿Hubiese sido más feliz? ¿Hubiese sido más enriquecedora?. Quizá Holanda sea menos llamativa que Italia, pero esto se ha convertido en una ventaja inesperada. En cierta medida he aprendido a aminorar la velocidad y a mirar de cerca las cosas. He aprendido a relativizar el comportamiento humano y de esta forma, disfruto mucho más que otras personas de los molinos de viento, los tulipanes y los Rembrandts.

He llegado a querer a Holanda y llamarla mi hogar.



Adaptación de Carlos Fructuoso Muñoz (padre de un niño autista) basada en el relato de la guionista de Barrio Sésamo, Emily Pearl, donde describe de manera positiva cómo vivió la experiencia de tener un hijo con discapacidad.

miércoles, 5 de enero de 2011

¡Suelta tu plátano!


Yo no tenía ni 4 meses de edad cuando mi madre nos llevó a mis hermanos mayores y a mí a vivir a Costa de Marfil, Africa. Mi madre, una hermosura de piel tostada, cabello negro y ojos azul claro, tenía razones peculiares para emigrar al suelo Africano. Una de ellas, era vivir y perseguir su sueño de infancia (tener un ejército de hijos y animales viviendo todos en perfecta armonía en su granja africana) pero también entender empíricamente las enseñanzas de Jane Goodall y Dian Fossey (primatólogas de renombre) que alimentaron su sed de aventuras en su adolescencia.

Durante toda mi vida, mi madre me ofreció un buffet de preciosas enseñanzas que yo modifiqué y adapté de acuerdo con mi personalidad. Los platitos intelectuales que nos servía podían y debían ser sazonados con nuestros gustos y necesidades individuales.

Esta es una de las enseñanzas que he sazonado con mis propias experiencias:

¿Sabes cómo atrapar a un chimpancé sin lastimarlo? No tiene sentido correr, trepar árboles, usar artillería pesada o beneficiarse de nuestros avances científicos. Es sencillo; todo lo que necesitas es una pequeña caja con un agujero y un plátano.

Coloca el plátano dentro de la caja y espera. Los chimpancés son criaturas extremadamente ingeniosas que pueden improvisar comportamientos pragmáticos de acuerdo a la situación. Sólo necesitan unos pocos segundos antes de entender que tendrán que meter su brazo por el pequeño agujero para alcanzar el plátano. Sin embargo, una vez que la fruta es agarrada, el puño se vuelve demasiado grande para sacarlo del agujero. Nada les impide liberarse más que su propia y terca resolución de sacar el plátano de la caja. Ahora, todo lo que uno necesita hacer es acercarse lentamente a la caja y atrapar al auto-condenado primate.

Cuando converso con mis amigos y con la gente que conozco en el camino, frecuentemente llegamos a una conversación que me entristece: la libertad.

Muchos admiran mi libertad y la manera en que vivo mi vida, muchos amarían vivir de esta forma y muchos se quejan de su rutina diaria. Así que les cuento esta historia e insisto en que he soltado muchos plátanos para estar donde estoy hoy. Nada nos detiene de vivir plenamente más que nosotros mismos. Somos maestros de la Auto-Limitación.

Así que te invito a pensar más en cuál es tu Plátano y a soltarlo.

Porque una vez que has soltado tu plátano y te has liberado de ti mismo, te sorprenderás de ver que hay muchos otros plátanos esperando ser tomados.

Por desgracia, no hay mucho que hacer por aquellos que no son conscientes de que están sosteniendo un plátano.



Por cortesía del genial Keveen Gabet