jueves, 17 de febrero de 2011

LA BELLEZA DE HOLANDA


Cuando estás esperando un hijo, es como planificar un maravilloso viaje de vacaciones a Italia. Te compras un montón de guías de viaje y haces planes estupendos: El Coliseo, el David de Miguel Ángel, La Capilla Sixtina... Incluso aprendes algunas frases útiles en italiano. Todo es muy emocionante.

Después de meses esperando con ilusión, llega por fin el día. Haces las maletas y sales de viaje. el auxiliar de vuelo se acerca a ti y te dice: "Bienvenido a Holanda". "¿Holanda?" dices sorprendido. "¿Qué quiere decir con Holanda?". ¡Yo he contratado mi viaje a Italia y tendría que estar allí!... "Lo lamento, ha habido un cambio en el plan de vuelo. Han aterrizado en Holanda y se tiene que quedar allí".

Como este destino no estaba previsto, tienes que salir y comprar nuevas guías de viaje y aprender un idioma completamente nuevo. Vas a conocer gente nueva, personas a las que en Italia no hubieses conocido nunca. Es un lugar diferente, en donde tú no pensabas aterrizar aún sabiendo que algunas personas aterrizan todos los días allí. Es más tranquilo que Italia, quizá menos excitante y más complejo, pero después de haber pasado cierto tiempo allí y recobrar tu aliento, miras a tu alrededor y te das cuenta que Holanda tiene molinos de viento, tiene tulipanes e incluso Rembrandts.

Al mismo tiempo, te das cuenta que, todas las personas que conoces, están muy ocupadas yendo y viniendo de Italia, todas presumen de lo bien que se lo están pasando allí. Y durante el resto de tu vida te dirás a ti mismo: "Sí, allí es donde yo debería haber ido, eso es lo que había planeado". Y el dolor nunca, nunca desaparecerá del todo, porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy significativa.

Pero si te pasas la vida lamentándote por el hecho de no haber podido visitar Italia, es posible que nunca te sientas lo suficientemente libre como para disfrutar de las cosas tan especiales y encantadoras que tiene Holanda.

Mirando atrás, reflexiono sobre el momento en que llegué a Holanda. En ese momento, yo no estaba preparado para el cambio de vuelo. Recuerdo con claridad el golpe emocional, mi temor, mi ira, mi dolor y mi incertidumbre. Cuando bajé del avión, fue sin duda, el día más feliz de mi vida y el más amargo a la vez. Durante algún tiempo traté de volver a Italia, tal y como lo había planeado, pero me he dado cuenta que mi sitio está aquí. Después de todo, creo que llegar a Holanda me permite ver las cosas de una forma especial.

Sigo preguntándome de vez en cuando cómo hubiese sido mi vida en Italia. ¿Hubiese sido más feliz? ¿Hubiese sido más enriquecedora?. Quizá Holanda sea menos llamativa que Italia, pero esto se ha convertido en una ventaja inesperada. En cierta medida he aprendido a aminorar la velocidad y a mirar de cerca las cosas. He aprendido a relativizar el comportamiento humano y de esta forma, disfruto mucho más que otras personas de los molinos de viento, los tulipanes y los Rembrandts.

He llegado a querer a Holanda y llamarla mi hogar.



Adaptación de Carlos Fructuoso Muñoz (padre de un niño autista) basada en el relato de la guionista de Barrio Sésamo, Emily Pearl, donde describe de manera positiva cómo vivió la experiencia de tener un hijo con discapacidad.

2 comentarios:

Helder dijo...

Los errantes se encuentran en el camino. Los errantes viven en el reciclaje de una ilusión que se reinventa, que se reconstruye. Los errantes no sólo se adaptan y sobreviven sino que escudriñan la belleza en aquel sitio donde se esconden, en la díaspora, en la soledad.
Los errantes viven allá donde menos lo puedas imaginar. En los húmedos callejones de Venecia, en el frío suelo de Berlín o en algún rincón perdido en Budapest. En la llovizna, tan lejos de todo. No eligen su destino, sino que su destino les elige a ellos.
Los errantes encuentran la felicidad donde otros sólo ven tristeza, y sobre esa felicidad construyen su vida. Están acostumbrados a los cambios, pues su vida un continuo cambio es.

Belceblues dijo...

Cuantísimo tiempo sin dejarme caer por aquí!! Demasiado... aunque me alegra ver que no lo has dejado. Fantástico.

Ha sido muy agradable volver.

Un saludo.

Miquel(kelo, por aquel entonces).